domingo, 2 de noviembre de 2014

El juguito.

Hábitos que siempre continúan: siempre que voy a dar clase a casa de dos niñas de madre colombiana, la madre no me deja ir sin ofrecerme un juguito.

Si se vive en Colombia será el ofrecimiento más nimio del mundo. Hasta mi madre (que es el ser menos hacendoso que conozco) ofrece un jugo a una visita que pasa por casa. Porque en Colombia siempre hay jugo hecho. Tan por descontado se da el jugo que ya escuchará uno a una señora decir "ole! uy! cómo son de amarrados en esa casa, ni un juguito le ofrecieron a mi muchachito".

Pero cuando un se aleja del paraíso de las frutas tropicales el juguito pasa a llamarse Jugo Natural hecho a Mano en el Momento y de nimio se vuelve un lujo. Tomar jugo de fruta fresca es muy especial porque las frutas de jugo fuera del trópico no existen o son tan escandalosamente caras que da pesar gastarlas en hacer una bebida. Ustedes harían un jugo de maracuyá con maracuyás de 8€ el kilo? y vivo al sur de Europa! donde tenemos mucho más que coles y manzanas (pobres nórdico). Inlcuso, las licuadoras son un electrodoméstico poco usado.

Por eso es tan llamativo que me ofrezcan jugo. Porque nadie acá te ofrece jugo usualmente te ofrecen café o té o, de plano, sin que por ello sean considerados socialmente tacaños, un vaso de agua.

Pero, aún cuando viva hace 13 años en Portugal, la madre de mis alumnas seguirá siempre ofreciendo "cuando menos" un juguito*.



* hecho de concentrado.

2 comentarios:

Andrea dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Andrea dijo...

que lindo!