lunes, 17 de noviembre de 2014

Cinco del viernes. Los muñecos. 14.11.2014

Nosotras no teníamos muñecas ni muñecos pues no había interés ninguno en criar princesas ni chicas maternales pero mi hermana y yo éramos (somos?) mega fans de los peluches. Nuestra alcoba compartida tenía un aparador enorme lleno de ellos más unos cuantos más repartidos sobre las camas y el sofá.

Cuando yo tenía unos 10 años nos trasteamos a nuestra casa actual y tomamos la dolorosa sensación de deshacernos de los peluches dejando únicamente aquellos que realmente nos gustaban. En mi caso quedaron reducidos a sólo una estantería de la misma biblioteca y en el cuarto de mi hermana todavía habrá unos 30 ejemplares.

En favor de mi hermana he de decir que los que dejó fueron esos que ella compró con su propio dinero y que compraba por su calidad excepcional. Son peluches realmente muy bonitos.

Cuando era niña mi peluche favorito era un bicho (un perro?) que me regaló mi tía y al que nombré Miky (por el payaso Miky de la tele). Curiosamente, no era propiamente de peluche sino de una tela bastante fria. Cómo andaba con él para atrás y para frente perdió el pelo, los ojos, se abrió al medio, se le salió el relleno, etc. Pero mi padre siempre le hacía "cirugía", lo remendaba fuertemente o le pegaba ojos nuevos con boxer. Eso sí, nunca más se rajaba en ese mismo punto pero le quedaba una cicatríz de raca mandraca. De hecho, era tan usual esto de la cirugía que era todo un plan ir al almacén de botones y cintas (tiendas que siempre me han encantado) a escoger los ojos de turno. Recuerdo que una vez le compré unos de Garfield y pasé muchas horas riéndome sóla porque Miky era un perro tenía ojos de Garfield (...).

También recuerdo un que en algún momento mi hermana y yo tuvimos Winnie Poohs y yo muy práctica, para diferenciarlo del de mi hermana, le puse un vestido y la llamé María Antonieta (mi nombre favorito desde los 12 años). El famoso Winnie Pooh travesti.

La afición a los muñecos no ha sido dejada atrás. Existe Monstruo. Pero Monstruo es todo un tema que dejaré para otro post. Actualmente duermo con sapo que fue robado del cuarto de infancia de Raquel por su figura forma fantástica para hecharte encima y luego ser abrazado por la noche. (habito que nunca perdí).

Otro juguete importante eran los juegos de mesa. Desde siempre recibíamos un mínimo de dos anuales (uno de mi madre y otro de mi tía). Y nos encanta jugar. A todos: a mi madre, a mi padre, a mi, a mi hermana y algunas de mis amigas. No entiendo por qué dejan de jugar juegos de mesa si son lo máximo. Ahora sólo tengo unos cinco o seis por la simple razón que no tengo con quien jugárlos (Raquel no es así muy aficionada y es verdad que los juegos de dos no suelen ser tan divertidos). Pero en Colombia, mi hermana tiene una coleción genial. En este momento mi favorito es Torres y de los clásicos, el Scrabble. Para grupos grandes de gusta Time´s Up.








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