domingo, 28 de septiembre de 2014

Pi Stewart

En términos generales, soy la peor cliente de montones de productos y servicios.

Esto sucede por una combinación de tres factores: dinero limitado, habilidad manual y horario de desempleado.

i) Ya sabemos que mi economía es lonecesarioparavivir (LNV) + 1/20 de LNV. Si además contamos con que la mitad de ese venteavo está destinado para servicios educativos (de profesores sí que soy una grande cliente) el décimo restante tiene que ser cuidadosamente  gastado; porque si compramos quesito rico no hay para el cine, o si hay para cine todos los meses no hay para viaje de pascua y así.

No es que no tengamos dinero, es que este es limitado y toca seleccionar en qué lo gastamos. (lo que aumenta el disfrute potencial a estos gustos, porque son especiales, no cotidianos. Siempre he pensado que el exceso de dinero le quita sabor a las cosas otrora exquisitas.). De esta forma, si hago el regalo, no gasto dinero comprándolo y puedo adquirir una caja de kinder bueno sin sacrificar el concierto.

ii) Desde que tengo memoria tengo inclinación para el "hágalo usted mismo". Recuerdo a mis tiernos ocho años seguir atentamente las maniobras del maestro de obra para empañetar el muro de las escaleras y pensar "esto es fácil, lo podría hacer yo". Siempre he deseado tener la capacidad de hacer todo yo: el plato que me gusta, pintar la casa, cortar el pelo, hacer las cajas de cartón corrugado, etc.

Creo que esto sucede porque me gustan las labores manuales: me relajan y su producto final, tan concreto y visible en un corto período de tiempo, me genera placer. Mi hermana y mi madre no logran entender de dónde sale este placer. A ellas, por el contrario, les produce placer saber que NO TUVIERON QUE HACERLO, que se limitaron a esperar y ahí estaba la casa pintada, el regalo empacado y el plato servido.


iii) Cómo bien dijo el Pitufo cuando vio que mi madre, Pau y yo, llevamos unas 200 partidas de Scrabble jugadas: "partida  de desempleadas, envidia". Porque yo no trabajo* 40 horas semanales, porque mi trabajo no me cansa en exceso y, porque, una vez culminado se agota en si mismo y no tengo que seguir rumiándolo en mis horas libres tengo inmenso tiempo libre para mis proyectos manuales. Así, soy la reina de los regalos slowmade. Ahora mismo tengo en las manos un mega-proyecto para Marcelina que llevará unos seis meses en completarse.


Así siendo, este fin de semana estoy en el proyecto yogurth griego. Porque es sabroso, porque es caro, porque me sabe más rico si lo hice yo y porque me parece divertida su elaboración. Espero que sea como lo que me pasó con la mermelada:  -joder!! esto es tan fácil y sale tan barato que nunca jamás voy a volver a comprar una!"



* trabajo entendidad como actividad que te es paga en dinero.

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