Todas las que tengan un hermano/a mayor destacado se sentirán identificadas con mi siguiente historia.
Mi hermana y yo no nos llevamos muchos años (sólo tres) y estudiamos exactamente en los mismos colegios. En consecuencia, tuvimos casi las mismas profesoras; ergo, toda mi vida escolar fui LA HERMANA DE y sufrí las consabidas comparaciones.
Mi hermana era (porque ya no es) la estudiante de los sueños del profesor promedio. Absolutamente atenta. Dedicada hasta más allá de lo que era pedido. Perfeccionista. Responsable. Estudiosa y, ADEMÁS, juiciosa en clase y con poca tendencia a crear discusiones.
Yo, al igual que mi hermana, era atenta, responsable y hacía mis cosas pero no llegaba a ese nivel de sacar suspiros de los bien presentado y profundizado que era todo PERO soy una charlatana consumada, me cuesta quedarme quieta y tenía (tengo?) la tendencia a criticar abiertamente a los profesores malos y cuestionar su autoridad. Y claro, eso no le gusta a ningún profesor, especialmente si es uno malo.
Así, el único recuerdo desagradable que tengo del colegio de primaria fue cuando EN MIS NARICES la directora le dijo a mi profesora de primero, quien me había otorgado la medalla final de excelencia, que yo no la merecía como mi hermana porque no era bien comportada como mi hermana. Y no me la dieron. Ya me la había ganado y no me la dieron. Se la dieron a otra niña muy juiciosa (Diana Pilioneta -mi amiga-) que además de estudiosa era bien comportada. Y los odié y lloré.
Luego, ya para el segundo año, reconocieron mi méritos y diferencias y gané siempre la medalla hasta el último año. Aún así, por ahí sólo hasta quinto de primaria dejé de ser la hermada de L. para ser simplemente Pilar.
Cuando por fin había recobrado mi nombre, fue cambio de colegio y empecé el bachillerato de nuevo a las espaldas de mi hermana y, de nuevo, volví a ser la hermanita de. Y, otra vez, ante una discusión mia con alguna profesora que quería imponer cualquier cosa absurda recibí un "tu hermana seguro sí podría y ella no discute tanto como tu". GRRRRRRRRRRRR.
También tengo el horrible recuerdo de que el día de mi grado de bachiller lo único que mi papá me preguntó fue "por qué no ganaste el mejor bachiller (como tu hermana)?" Por eso me supo a gloria restregarle a todo el mundo mi salvaje resultado del ICFES en ese colegio.
Pero bueno -salvo ese detalle final-, los años pasaron, algunos profesores cambiaron, yo también sobresalía y recuperé mi nombre. Aún así, la historia no termina ahí.
Y llegué a la universidad. Mi hermana estudió otra carrera y nuestros destinos educativos se separaron. Pero ajá, como la vida tiene humor negro, en la facultad de derecho qué pasé a ser? ah? alguien adivina?
LA HIJA DE MI PAPÁ. (que era profesor de la facultad en ese entonces y un honorable miembro de la rama judicial)
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.
Mi papá y yo, además de compartir un apellido no muy común, somos físicamente igualitos.
Sin contar con que mi papá fue a darnos una conferencia durante la semana de inducción (joder! es que ni me dejaron conocer a mis compañeros antes de que ellos supieran que yo era hija de un profesor y de un honorable..) el 80% de las veces que llamaron a lista los profesores preguntaron "usted es la hija de? Sí. Ah, bueno, entonces esperamos que sea tan buena como su papá". Gracias, tan queridos.
Y luego (sí, horror, sigue). Entré a trabajar como asistente de un colega de mi papá, teniéndolo a él de jefe indirecto... bienvenida, HIJA DEL DR. L. Mi primerísimo y "agradabilísimo" recuerdo de ese, mi primer trabajo, fue mi padre -en el carro, rumbo a la oficina- diciéndome "lea todo dos veces y antes de pasárle cualquier cosa a su jefe me la pasa a mi. CUIDADITO ME HACE QUEDAR MAL". Ya. Maravilloso. Llegué a mi primer día de trabajo con los ojos hinchados de llorar de la discusión que se desató en el carro.
Pero ahora vivo en otro país, donde no solo no soy la hija de nadie ni la hermana de nadie como en el 98% de las ocasiones ni siquiera conocen a alguien de mi país por lo que ahora, por ser la primera, la referencia soy YO. Cómo dirían acá: EMBRULHA!
PD: Esto bien podría ser una historia de terror absoluto e infancia desgraciada sino es que, para mi fortuna, tengo facilidad para aprender y fuera de los desafortunados comentarios que conté, logré superar mi estatus secundario y hacer mi propio nombre. Entonces, pasado el tiempo, en vez del la comparación traumatizante de "su padre, su hermana es mejor que usted" me tocaron los "hijo de tigre sale pintado". No es el elogio que yo quisiera pero, bueno, puedo vivir con él.
No obstante, considero a todos aquellos hermanos menores que, mientras su hermano mayor es el modelo perfecto ellos son más bien el desastre y van a recibir comparaciones desobligantes a diestra y siniestra. Yo votaría por escoger colegios diferentes para hermanos de edades próximas.
1 comentario:
Nunca había pensado en las comparaciones... si tengo hijos los pondré en colegios separados.
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