Declaración inicial: Soy fanática absoluta de las actividades extra. Extra curriculares y, ahora, extra laborables.
El colegio dónde hice la primaria era muy pequeño -era una de esas casas estilo inglés de teusaquillo- y jamás superamos los 15 niños por clase llegando a la maravilla de sólo 8 niños en quinto de primaria. Aún así se las arreglaba para ofrecer cosas de lo más variadas. Quizás por estar dentro de la jornada escolar oficial, mis actividades de primarian no cacen del todo con la categoría "extra" pero digamos que eran actividades de un orden diferente a las matemáticas y el español.
Teníamos algo que hoy se llamaría expresión corporal. Danza, teatro, musicales... lo que cayera. Durante este tiempo se preparaban las presentaciones varias que existían durante el año: el baile para la izada de bandera, la representación del descubrimiento de América para el doce de Octubre, el musical para la clausura de final de año, etc.
Los viernes teníamos artes. Donde había de todo según el gusto del profesor y, adicional, había dos proyectos grandes por año. En quinto se hacía un cuadro con bolitas de plastilina y un tapete de nudos. En cuarto un cuadro con plastilina extendida y un cuadro de malla plástica con lana y así. Además de estos proyectos grandotes, a lo largo del año íbamos haciendo "el albúm" que eran trabajos manuales variados en cartulinas de un octavo. (origamis, pintar el círculo cromático, dibujos libres, dibujos con lapiz, dibujos con acuarelas, dibujos con sellos de papa, collages de revistas). Escribiéndolo ahora me doy cuenta que mis profesoras se esforzaban y tenían siempre un montón de técnicas para que nosotros trabajáramos.
En el último año tuve una profesora obsesionada con poner "trazos a mano alzada" en el albúm. Octavos y octavos en papel medieval de líneas en diferentes cruzamientos. Cosas dementes como diagonales de punta a punta con sólo 5mm de distancia a puro pulso. Los niños con "manitas de estómago" sufrían y entregaban planchas sucias y torcidas. Gente más prolija como yo las amábamos. Yo creo que gracias a ella tengo un pulso impecable y puedo escribir super derecho en las hojas blancas.
También teníamos educación fisíca que un día era algo así como aeróbicos o gimnasia de esa que hacían nuestro padres y el viernes era ir a correr al parque que quedaba cerca al colegio. Para cuando llegué a segundo la corrida libre se transformó en la opción de ir hasta Compensar de la 26 a hacer natación o patinaje. Íbamos unos 50 niños en el mismo bus contraviniendo todas las medidas de seguridad existentes actualmente: nos sentaba de tres en tres (dos grandes y un pequeño de pre-escolar en el medio) y los que sobraban los hacían subir ordenadamente para que se fueran sentando en el pasillo, todos muy encajados, todo muy apto para una salida de emergencia.
Hice natación dos años y luego me cambié a patinaje que era lo máximo. En la primera clase preguntaron que quién sabía patinar. Como mis dos amigas dijeron que ellas sabía yo, que estaba estrenando patines, dije que también y me puse en el grupo de los que sabían a quienes mandaron a hacer cosas avanzadas como hacer figuras con el cuerpo mientras patinas (a los otros los pusieron a caminar y a ir patinando poco a poco con calma).
Resultado: llegué a mi casa negra de moretones pero, para el final de la clase ya estaba haciendo carritos y angelitos como las demás.
Era el hit porque podíamos llevar dinero y comprar cosas que nunca comíamos en horario escolar como paletas y cada cierto tiempo se desarrollaban modas de hidratación. Algunas: llevar una botella de agua congelado que se iba derritiendo lentamente; llevar una naranja, hacerle un hueco y chupar el jugo; llevar gatorade.
Otro bloque eran las actividades musicales: flauta, coro y tuna. Flauta era para todo el mundo en clase normal. La daba la misma profesora que dictaba el resto de materias. Los juiciosos podíamos entrar también en la tuna (cuando pequeños) y luego en el coro. El coro lo guiaban unas monjas de la parroquia y cantábamos en las misas (la de la madre, la de las primeras comuniones) y en la clausura. Los días de presentación nos poníamos el uniforme muy engominado y adicionabámos un moño verde en el cuello. A mi me gustaba que daban panela con limón antes de empezar para "suavizar la voz".
Como yo era juiciosa y una de las favoritas estaba en TODO. En el coro, en el baile del curso, en los actores principales, en el baile de la izada de bandera, en leer las palabras en la misa, en patinaje, etc.
Quiero mucho a mi pequeño colegio de primaria. Pude hacer con gusto ingentes cosas, aprendí un montón y, echando cabeza, sólo recuerdo una ocasión en que me haya sentido mal.
2 comentarios:
Yo también canté en las misas del colegio. Mi súper hit religioso-pop fue cuando me dejaron ser solista y cantar "My Sweet Lord".
en qué ocasión te sentiste mal>
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