Estoy por creer que, o el mundo decidió dejar de dar uso al reloj o, yo tengo el mío una hora adelantado, o dos, o tres.
Tengo clase de ballet a las diez y comienza a las once (y por supuesto todo el mundo -menos yo- llega entre las diez y media y las once). Llego a pensar que me equivoqué de hora, pregunto y, con toda naturalidad la que llegó a las once me confirma que sí que era a las diez.
Le invito a desayunar (ojo, a d-e-s-a-y-u-n-a-r) a las once de la mañana y llega a las dos de la tarde (...).
Nos ponemos cita a las cuatro y, a las cuatro y media (ante mi llamada) me dice que ya "va saliendo" que se demora "diez minuticos" (que se convierten en treinta y cinco).
eso, o nací en el lugar equivocado.
dios mío dame paciencia.
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