Momento emocional.

Estando un poco desparchada me ocupé leyendo el archivo del blog. Decidí leer los post de Noviembre de cada año (2007-2014). Me alegré de no tener 20 años, de tener esas angustias superadas y me convencí de seguir llevando un blog. Adoré el registro.

Entre muchas otras cosas, encontré esto:

"Noviembre seis de 2010. 6:52 pm. Océano Atlántico.

Querida Antoine,
Me regalaste este cuaderno bajo la idea de que, cuando esté lleno, nos veámos y reciba otro. Quiero verte pronto! -tan pronto!- que escribiría desaforadamente hasta llenar estas cuadrículas de barbaridades, amores y nostalgias varias.

Bogotá me despidió en una tarde tan Bogotana, tan Bogotana como pasada por sol, lluvia y montanas... y mi mamá, mi mamá me despidió llorando, temblando, congestionada y me rompí un poquito (o no tan poquito) yo también y, ya fuera de su vista, lloré y lloro, y me parto, y me falta a ratos el aire... de 13 anos me veo yo, pesarosa, aferrada a mis esferos de colores y un muneco de felpa.

Daría tanto por un abrazo; recibí tantísimos y tan lindos y, acá, rodeada de extranos imploro mentalmente por uno.

La que viaja mi lado debe ya odiarme; qué companía de silla más molesta! sorbe mocos, se agita medio desesperada, emana humedad y tristeza; -no se supone que debería estar feliz, emocionada, excitada?-... y heme aquí, rememorando infinitas veces el temblor de mi madre al abrazarle antes de partir... ni mi música más efectiva puede con ello.

Será un vuelo eterno así que opto por drogarme y dormir que, para cuando despierte, esté en poco en otro brazos y, espero también entender -cuando menos en una parte- como es que esto vale la pena.

Que me quedo sin fuerzas,

Pi"

Me emocioné otra vez. Sentí mi angustia de nuevo. Deseé decirle a mi yo del pasado que me tranquilizara. Darle un gran SÍ. SÍ, SÍ vale la pena. Contarle todas las cosas emocionantes que han pasado, los lugares que he conocido, los conciertos que he escuchado y, sobretodo, decirle que yo y mi madre sabremos cada vez mejor cómo despedirnos.