martes, 25 de mayo de 2010

Hay cosas en la vida que no se pueden dejar de mirar. Hay quienes no pueden evitar ver los accidentes de tránsito, las heridas abiertas, las manchas de comida. Hay una cosa que yo no puedo dejar de mirar: los escotes.

Grandes, pequeños, jóvenes, arrugados, bonitos, feos, vulgares o elegantes. Simplemente, no puedo evitar mirarles. Cuando una mujer con escote se presenta ante mí. Se presenta un escote ante mí. Simple. Se borra la persona, su cara, y sólo puedo mirarle ahí. Por más que lo evite, no puedo dejar de hacerlo. Es como si estuviera en flourescente y con un parlante gritando acá estoy!.

Hoy mi colega de al frente, recién casada, trajo un vestido que poco usa y dios, qué verguenza, he perdido la cuenta de cuantas veces le he mirado las tetas. Además, se acerca a mi escritorio y se agacha, por poco me agacho yo también. Serán consciente de lo que nos hacen a algunos/as?. De la maniobra efectiva de distracción que ejerce?.

Lulú me molesta, dice que le miro las tetas a su novia. Yo ya se lo acepté y le recomendé que, sí lo querían evitar, no usaran escotes delante mío.

Me releo. Sueno como una enferma. Quel horreur!

4 comentarios:

paula dijo...

ups
sufro de la misma enfermedad!

Sin Tildes dijo...

hehe...a mi me pasa lo mismo pero con los traseros...que hacer?

Luna Roi dijo...

Las tetas molan. Las miro, las toco, las amaso, me apoyo, las lamo, las tomo con la mano, las sopeso, inclínate y se inclinan. Flan dulce y caramelo con guinda, las toco con la lengua. Crecen. Miro como asoman. Ay....

Y. dijo...

jajajajaaj me alegraste!!!

a veces es inevitable!! yo intento disimular...aunque me da por mirar más los culitos