viernes, 15 de enero de 2010

Cotidianas

Ha sucedido algo extraño: he sacrificado un poco de mi comodidad y he dejado mis zapatillas deportivas en casa. Las he cambiado por unos zapatos rojos. Rojos muy rojos. Rojos de charol... zapaticos de niña que me obligan a caminar cómo-una-niña. Pierdo mi masculino bamboleo y he de cerrar las piernas y caminar a pasos cortos. De no hacerlo, puedo perder mis zapaticos rojos por el camino. Se ven lindos... pero no dejo de ver extraño mi reflejo.


(...)


Es triste eso... pero el divorcio que voy a llevar, va a pagar mi luna de miel. Ironías de la vida.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es el amort, Lapine

Luna Roi dijo...

L'amour aquí... me gustaría ver reflejados mis dedos en el charol rojo de tus zapatos mientras te los descalzo. Lo único por vestir. Fou, ma chere...