ayyy... no puedo dejar de tatarear yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid. Tan pronto recibí los pasajes, la escuché y decidí inmediatamente que esa sería mi banda sonora de aterrizaje.

Luego, siguieron, escuchas seguidas, repeticiones... porque todo lo que se canta a grito herido, va de memoria y, claro!, por supuesto!, hoy haciendo maletas, era introducción obligatoria.

Quedó todo tan lindo, tan bien empacadito!. La ropa estirada, las maletas semi-vacias. Qué diferencia con el equipaje de Argentina: ropa de invierno, ropa de verano, botas de montaña, carpa, sleeping, café... ahora, sólo prendas pequeñitas y café.

Hace poco caía del sueño (y de llenura. -las madres de mi sobrina me sobrealimentan -) ahora no quiero dormir, quiero hacer algo.. pero ya está todo listo.. tan listo que sólo faltan curitas de colores para tapar la herida abierta que me dejó tu cama mi Lu!.

Hoy no he parado de mirarme encantada las manos.. y los pies. Habían pasado más de cinco años desde que manos externas se habían acercado a ellas para acicalarlas... algunos se sorprenden, luego escucho a mi madre decir que no se arregla las uñas desde sus quince años, y lo entiendo todo.

Jugueteo con una idea... mi Lampis, dejarás que tu saco a corazones vaya al otro lado del océano... dárselo allá a tu señora... sería lindo.

y tú, (sobre)vive... nada de cucharitas. un encantador ser sólido a quien darle un fuerte abrazo... que te quiero tanto.

y Pau.

Emocionada,

Pi.