martes, 28 de octubre de 2008

Urbanas

Después de esperar veinte minutos (sí! VEINTE MINUTOS) no uno, sino cualquiera de los tres buses que me llevan; me subo a un traqueteante mochilero (que, por cierto, ahora cuesta lo mismo que los-igual-de-traqueteantes-"ejecutivos"-). Evado la conversación que, amable, pero fastidiosamente intenta iniciar la señora que se sienta a mi lado y respiro... -puffff... voy apenitas-.

Pero, cuando llego al round point de la 100 con 15 con 30 con con con con... pasa el tren!!!! y luego, a mis espaldas escucho lejanamente la sirena de una ambulancia y me dan ganas de llorar.

Luego se arma EL CAOS: la ambulancia con su sirena, el tren que no termina de pasar, la ambulancia que no puede pasar, un round point a todas vistas insuficiente y yo, en el traqueteante bus mirando que el reloj marcaba las siete (hora de mi clase). Me d-e-s-e-s-p-e-r-o!.

Para cuando logro salir del EL CAOS descubro que, de repente,  la vía "rápida" por la que voy queda disminuída a un sólo carril -de tres- con un embotellamiento fenomenal. Ya aquí me resigno a que estoy destinada a llegar tarde esa noche y pensar que, cómo van las cosas, no me extrañaría que el bus se estrellara en lo que resta de recorrido.




PD: finalmente llego 15m tarde y no puedo evitar pensar que 15m para la más de la humanidad no son nada pero para mí son muchos y muchaaa angustia.

1 comentario:

anattolia dijo...

Pues espero que haya estado bien... =)