viernes, 13 de junio de 2014

Las cinco del viernes. 13-06-2014


1. Do you snack?
2. Do you prefer sweet or salty snacks?
3. What one snack can you not resist?
4. What one snack do you refuse to try?
5. Do you tend to snack more by yourself or when you are with friends?


AMO LAS GALGUERÍAS. punto. La culpa de mi madre que tiene alma infantil y una relación complicada con la comida. Así, seremos de los poquísimos hijos del mundo que crecímos con un "estante de galguerías" llenado por productos seleccionados por nosotras mismas, de acceso libre y sin condiciones 24/7.

En él siempre habían dos tipos de paquetes (uno escogido por mi hermana y otro por ti). Chocolatinas jet. Nucitas. Galletas dulce y saladas. Arequipitos. Quipitos. Gelatina. Tang en polvo. Leche en polvo. Milo y Chocolisto.

También mi padre tenía la buena costumbre de regalarnos -por cumpleaños y navidades- una caja de 50 chocolatinas jet a cada una. De esta forma no era nada inusual comerse tres chocolatinas y un paquete de chitos antes del desayuno (total, que si no nos comíamos el desayuno porque estábamos muy llenas nadie nos iba a obligar a terminarlo).

El tema de las galguerías se mantuvo inmodificable hasta que cogí mis bártulos, salí de la casa de mis padres y me vine para Portugal. Aún siendo una abogada trabajadora mi madre siempre me dejaba en la escalera "la lonchera" que, además del desayuno contenía sendas e insalubres galguerías variadas. Así mismo, mi madre sagradamente pasaba por la tienda antes de llegar a casa y nos traía todos los días un dulce o alguna cosita sabrosa que nos dejaba en la mesa de noche para después de cenar (o antes, si apetece). De ahí que mi "hola ma, cómo te fue, qué me trajiste?".


Mi madre es una proveedora fantástica de dulces. Es tan profesional como un niño burgués. Por navidades siempre les hace a mis primitos anchetas de dulces que compramos al por mayor y que ellos abren en gritos júbilo "ohhhh NERDS!!! Y SHOCK TARTS!!!! Y .. Y..." etc.

Ella come dulces muy específicos y tiene épocas. Ahora está engomada con las gomitas de regalíz con relleno de colores que compro en la tienda de gomas de la esquina y le llevo en cada viaje (menos mal sólo come dos tubitos diarios porque, de lo contrario, tendríamos problemas para mantener las reservas). Por su parte, cada que voy a casa, me tiene mi antigua caja de zapatos de debajo de la cama llena de mis galguerías favoritas (que sólo ella en el mundo conoce con tanto detalle).

Le gusta probar cosas nuevas (o que yo las pruebe por ella) y siempre me llevaba todas las novedades que llegaban a la tienda. Y como ella se come una colombina diaria, conoce absolutamente todos los sabores de los bom bom bum.

En la papelería la conocían como "la mamá de la niña gomitas" (yo). Está todo dicho.


Pero no se crean que mi madre es la única que alimenta el vicio de las galguerías. NO. Desde que tengo memoria, en la casa existe el sistema de caletas sagradas personales: existe la comida común de la cocina del comedor y la comida de las caletas que sólo puede ser tocada sí y sólo sí hay permiso previo del dueño. Y, en el caso de comerse algo sin autorización existe la obligación de reponerlo antes del arrivo del dueño legítimo a casa y de no hacerlo, se arma el kilombo. Una chica decía que mi casa parecía la de Handel y Gretel porque había dulces y cositas sabrosas por todo lado.


Mi padre, por su parte, tiene dos estantes de la biblioteca de caleta llenos de chocolates. Para que se hagan una idea, en mi último viaje a colombia hizo una "encomienda de chocolates por el valor de 40€".

También me gustan los paquetes, no en vano traigo un cargamento de rosquitas y platanitos todos los años. Además de las delicias colombianas, adoro las "cositas amarillas" doritos, cheetos de queso, triángulitos, lo que en mi época se llama caprichitos, etc. A Raquel le parecen una salvajada (aunque igual se los coma).

Uno de mis planes favoritos del mundo mundial es sentarme toda un jornada en la cama, inmersa en un buen libro y un stock de paquetes, chocolatinas y gomitas al lado. Maravilla. Así mismo, para jugar juegos de mesa, a mi y a mi hermana se nos hace imprescindible tener muchos paquetes de diversos sabores.

Desde que mi dinero es el que paga el mercado, me ha tocado moderarme con el consumo de galguerías porque -en comparación con la comida de verdad- son caras. Así que sólo compramos una paquete grande de papas marca supermercado que vamos consumiendo hasta que se acaban y remplazamos el paquete por otro. No obstante, en lo que a los dulces concierne, estoy absolutamente viciada y prefieron alimentarme en exclusiva de lentejas que no tener cuando menos UN postre diario. Entonces siempre hay o una chocolatina (que acá sólo las venden grandes) o un paquete de gomas o una torta casera (el nuevo entretenimiento: la repostería). De todas formas, me pese al control económico mi consumo de dulces continúa siendo mas elevados que el del adulto promedio.

Sí, me gustan tanto las galguerías que logro hablar de ellas por dos páginas.


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