martes, 8 de junio de 2010

... del gay pride

Siempre, desde que soy consciente de que soy lesbiana, he ido, año tras año, al gay pride. Lo acepto, más que una marcha política de visibilización blablabla, para mí, es un fiesta. Después de caminar, saltar, correr, gritar y bailar desde el parque Nacional a la plaza de Bolivar, suelo terminar altamente afectada por sustancias estimulantes variables... y la paso muy bien.

Para mí, cualquier excusa es buena para hacer camisetas. Me gusta intentar pintar. Usualmente armo plan "artístico" de pintura de camisetas.

El primer año, convocadas por un grupo activista acudimos a un café gay con nuestras camisetas para que nos estamparan el clásico logo de dos chicas cogidas de la mano. Tuve la brillante idea de comprar mi camiseta en negro. Resultado? pasé el resto de la tarde colocando infinitas capas de pintura amarilla para que se viera algo. Como suele suceder, la reunión artística terminó en fiesta. Recuerdo, ante el torpe intento de flirteo de un chico heterosexual, colocarme en una fila, camiseta puesta, indicándole -no sabes leer?. Pasado el gay pride, adopté la camiseta para uso cotidiano. Sï, así de descarada.

El año siguiente, el arte se ubicó en casa de Sie, quien, creo, disfrutó más de la hechura de las camisetas que del gay pride (se que te ralla el ambiente querida). Acompañadas de tangos y café cargado, de nuevo, peleamos con las camisetas negras en diseño personalizado. Vuelta a las chicas y un arcoiris en la parte de atrás. Esta aún vive. De hecho, es una de mis camisetas favoritas y la tengo puesta hoy, en la oficina. Alguna vez, una amiga me dijo, "es necesario llevar ropa que grita -soy gay-?" Pero lo siento, me gustan mis chicas y mis arcoiris ya que el mundo saque las conclusiones que le vengan en gana.

Después, reunión en mi casa. La vecina, su adorada novia, mi hermana y yo. Esta vez aprendí la lección y adquirí camisetas blancas. Quedaron muy lindas (aunque me iba emocionando con la pintura y quedó algo recargada). A la mañana siguiente, para verguenza de mi hermana, se las mostré a mi madre quien, al ver la que decía "I love girls" me pidió una para ella, una que dijera "yo amo a mis hijas". Hermosa, totalmente hermosa. Luego, a mi hermana se le pasó la verguenza y adoptó su camiseta de pijama. Mi chica flipó al ver a mi hermana, en pleno desayuno familiar, ataviada con una camiseta de dos chicas pintadas, con un corazón arriba y los colores del arco iris de relleno. Mis padres ni siquiera le prestaron atención.

Este año, las hecho de menos, me tocará mi tarde de arte en modo autista. Ustedes, allá, en la desconocida y alejada Alemania y tú, al Sur. Pero ya tengo el diseño de éste año:




3 comentarios:

Anónimo dijo...

:-)

muy mona

Y. dijo...

qué bonitas camisetas

anattolia dijo...

buaaaa!!! y yo con quién voy a ir????
Quiero una camiseta para mí, por favor.

Te quieroooooo