Preguntándome –por qué tomé cerveza? me dispongo a hacer pis rodeada de un charco de agua barrosa color petróleo. Me felicito por tener shorts puestos y, algo asqueada, salgo de puntitas. Al ver la puerta, me doy cuenta que le faltan las dos tablas superiores. Además, es costumbre de quien va a entrar, revisar el interior del baño a través de éste espacio (con la consecuente visualización de quien está adentro). Me escandalizo un poco.
“Quien no grite es porque tiene mal aliento!!!!”. El DJ con complejo de recreacionista me sorprende, me recuerda las fiestas en el coliseo del colegio. Le gusta el ruido, definitivamente, o considera que el volumen de los gritos es proporcional a la diversión: “quien no levante los brazos es porque tiene pelos”, “que griten los hinchas de Millonarios, de Nacional, del Atlético Cali!!!!!!!!!!!”…. -what the hell?l, estoy en un estadio y no me enteré?.
Un volante con “SHALÁ. CLUB SOCIAL LÉSBICO. 60 MESAS DISPUESTAS PARA SU ENTRETENIMIENTO. SÁBADOS DE CAOS TOTAL” es el responsable que terminemos de excursión en la primero de mayo. A medianoche, se detiene la rumba: una chica, precedida por mariachis, y oculta tras un ramo enorme de flores entona -feliz cumpleaños, te amaré toda la vida!. Un “detalle coqueto” diría Marcelina.
Tras darnos cuenta, resignadas, que no conocíamos la música que estaba sonando, nos paramos a bailar. Reguetón, vallenato, vallenato, reguetón, reguetón, reguetón, reguetón, reguetón… de por dios, pero qué exceso!. Lo interrumpen momentáneamente con un house ochenteno que me recuerda las clases de aeróbicos del gimnasio “para los amantes de la música electrónicaaaaa”.
Tras observar las “apechichadas” (muy!) parejas a mi alrededor, recuerdo la hipótesis de la antropóloga, que en estratos más bajos, el concepto de intimidad y pudor cambia por la simple razón que viven en espacios más pequeños, por no decir hacinados. Cada cierto tiempo apagan las luces y queda negro el lugar “para que aprovechen –y se metan mano-!” explica el Dj-animador… me da un poco de susto la verdad. Me acerco más a mis acompañantes –tengo más prejuicios de los que estoy dispuesta a aceptar-.
Marcela informa que la barra está decorada con cuadros en carboncillo de chicas desnudas. Curiosa, me acerco. Me recuerdan los poster de los talleres de mecánica. Odiosamente, todo me parece algo exótico y, me da algo de risa pensar que es el lugar mas “puppy” (pijo) del sector. Amén de la sociedad clasista en la que me crié.
1 comentario:
jeje me apunto tu respuesta
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