viernes, 28 de agosto de 2009

la silla de la tortura.. que nombre tan, pero tan bien puesto para referirse a la silla odontológica... ya está, ya me torturaron dos horas... no fue la muela de la cordura, fue una caries loca que atacó de repente, y sin tregua.


insisto en mi drogadicción de vidas pasadas... si no, nadie explica la cantidad ingente de anestesia que nuevamente necesité, el poco efecto que hacía, la cantidad de dolor que sentía... pero ya no me cabía más, tengo dormida hasta la nariz.

1 comentario:

Josefa dijo...

lo que me causa curiosidad es que primero no sientas dolor alguno y luego de repente es incontrolable