Primer día: lograr llegar a la residencia después de una larga espera por el equipaje, prender el pc inmediatamente (con la intención de avisar en casa mi arribo) y, sin darse cuenta, tener cita en media hora en cualquier lugar de Madrid para "tomar un café". Pi, ni corta ni perezosa, toma una ducha, sale como pedro en su ciudad y parte con tan sólo el nombre de una estación de metro en la cabeza.

Cualquier parte de Madrid se vuelve Chueca, el café se convierte en coca cola y la coca cola, en coca cola con vino tinto servida en un vaso de litro. La persona se convierte en muchas y, cuando se da cuenta planean una fiesta.

y sólo han sido seis horas en Madrid.