viernes, 5 de junio de 2009

He concluído que lo que haga o deje de hacer en estas tres semanas de clase no me harán mejor ni peor violinista. No me llevarán al fracaso absoluto ni al éxito total. 

Suena absolutamente obvio, pero, para los que me conocen, sabrán que decidir eso es un triunfo total contra mi super yo, contra mi manía, contra mi afán de perfección.

He decidido relajarme y tomármelo con calma. Que, quizá la calma, más que la actividad será la decisoria. Puede ser la que me impida desesperarme e irme  de au pair a Francia en medio de una crisis de n.o.s.é.q.u.e.h.a.c.e.r.

Por ello me dejo dormir arrullada por la lluvia, y me sueño en un escenario bailando. Una piroutte triple en puntas! qué lindo eso. Me hace falta bailar.

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