Hoy me encontré otra contradicción más (otra!). No sé si es que me conozco más ó incoherento (enloquezco?) más. Solía meditar sobre las adicciones, sobre mis adicciones (medito tanto sobre mí! -y tan poco sobre el mundo-) él, mi cuerpo, puede soltarlas cuando bien tenga porque, en realidad, no las tiene.. la que las retiene es ella -mi mente- y supongo que, cuando el cuerpo está satisfecho, no hay hambre, no hay frio... la mente es tirana. (Mi madre con ganas de hablar, interrumpe, me siento un tanto culpable por mis monosílabos.). Y otra vez, la contradicción... mi cuerpo, es tan flexible, he llegado a verme los pies por encima de mi cabeza y más de una vez, en un ataque de energía, me golpeé la nariz con la rodilla al lanzar la pierna hacia arriba pero no, ella insiste en ser el departamento nacional de planeación y lo que es peor colapsa ante las causas externas que le impiden sus planes. Todo ó nada... Ó se hace bien ó no se hace...mis padres llegaron cuando me había preparado (mentalmente) para pasar un fin de semana solitario, ahora debo celebrar un cumpleaños y un día de la madre... no quiero. No me gustan las imposiciones. No me gustan las fechas. No me gustan las celebraciones impuestas por fechas. Me gusta regalar y abrazar en cualquier momento. Ahora debo salir. Y ver gente. Quizá esperar un turno de cualquier cosa. Puaf, que poco atractivo. Me da algo de miedo mis alergias ocasionales al mundo. Yo quería mi cuarto. Mis libros. Antonín. Silencio. Mi mercado de adolescente sin padres (dos litros de coca cola y salchichas). Caprichosa... son tus padres, es su cumpleanos y su celebración. (...)


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Se me olvidó todo. Demasiadas interrupciones.