Ella quiere ser una chica Almodóvar y tener en cada puerto un amante distinto; pasar de todo y no pasar de moda mientras, la niña, quiere un cuento hadas, un amor a primera vista y un .. y fueron felices para siempre.... ella se pavonea en ajustadas ropas, cuida que sus prendas sean únicas y no teme incomodarse levemente eso si, si de lucir bien se trata mientras, la niña, no cambia su sudadera de invierno con las medias peluditas... “la moda pasa de moda, el estilo jamás”; la niña “llora junto a una niña extraviada que es ella”... ella usa las uñas carmesí, cuando la niña desearía jugar con escarchas y colores pastel... si de manos se trata, las de la niña, son las de la violinista, encalladas, con rastros metálicos en ellas, en cambio, ella afirma, tengo las hábiles y precisas manos de violinista, comprenez ma cherié? pues ella en francés musita... problemas? ella pondrá su mejor cara de yo no fui mientras mordisquea su labio conteniendo una risa culpabilizadora, la niña se encoge, se infalnitiza, llora fácilmente... la niña, tímida, clama porque ella llegue y, como era de esperar, la muy bitch no acude cuando se le necesita, no, ella, caprichosa, arriba intempestiva y, usualmente, inoportuna y, cuando llega ella, ya pueda ir aplazando la niña sus mañanas soleadas, sus libros en la cama y sus paseos en Lucrecia pues, ella delira con martinis, buenos vinos y tragos de tequila... la niña usa gestos que acentúan la redondez de infancia nunca perdida, ella, contesta “las apariencias engañan” mientras ríe provocadoramente... flores? ella desdeña los clichés, cursilerías dice, se burla de los detalles que la niña agradece pues es una romántica empedernida... ella, caprichosa, la niña, mimada, quiere caricias, y grita -mamá cuando se asusta... la niña tiene todas las preguntas del mundo, ella se come al mundo... ella huye ante otra como ella y deja a la niña sin saber que hacer con sus frases ingeniosas y risa sonora... ella es sutilmente descarada... la niña, transparente, marca en tonos de rojo cada halago...

Sin embargo, ambas se parecen; quieren manejar las reglas del juego pero dejar al otro las decisiones; no responden al télefono, la niña, la música, no lo escucha.. a ella le da pereza, desidia, otra vez?, mientras levanta una ceja... sostienen el mismo encanto por la mujer ajena, la niña siente una ligera la culpa, ella? ella, se jacta de ello...pero siempre será la niña quien deba arreglar los lios que ella empieza por ahí, porque, al fin y al cabo soy yo... igual de vulnerable a mí.