domingo, 28 de marzo de 2010

Las que conoscais mi casa, a mis padres, o relatos continuos de ellos.. sabreis que ellos -mi familia- son del tipo personaje. Hay grandes temas. Actividades que suelen sucederse desapercibidas en otros hogares, en las mía son todo un asunto.

Pasando por la separación de basuras, la comida que sobra y las luces prendidas que no se están usando, tenemos un gran tema: los autos.

Veámos: en mi casa suele haber ordinariamente dos automóviles, extraordinariamente tres. Al contrario de la cultura predominante, en casa, respecto a los autos, lo importante es que echen para adelante. Así que en últimos modelos y carros de gama alta no se suele pensar. El punto es que sean de buena calidad y funcionen bien.

Así, desde el nacimiento de mi hermana (hace 27 años) la familia se desplaza en un Mazda 323, modelo 82´de un color rojo inicial (ahora algo parecido a un salmonete). El segundo auto suele variar un poco más, a discreción de la Gobernación de Cundinamarca.

Mi mamá no maneja: con su descoordinación y falta de cabeza fría sería un peligro público ambulante (en sus propias palabras). Para que os hagais una idea, la única y última vez que manejó, se le atravesó una vaca por delante y, en vez de esquivarla, "solté el timón y me paralicé". (mi padre, de copiloto, salvó la situación y esquivó a la pobre vaca despistada).

Hasta acá todo medianamente normal, pero, es aquí dónde viene El Asunto. Mi padre tiene la extraña teoría de tendrán carro cuando lo compren así, pese que tanto mi hermana como yo manejamos desde los 18 (y ya pasamos con más o menos ganas esa edad) nunca, pero nunca, nos ha prestado uno de los carros.

Sobra aclarar que mi padre, no es del tipo padre- ruta. Por el contrario, te recojo, te acerco, te llevo, son frases que no están dentro de su vocabulario, a lo más, te lleva hasta a la avenida dónde puedas estriparte en un bus.

Así, era posible que yo saliera de mi casa, en medio de la lluvia, con el violín y tres maletas, de afán, con la licencia de conducción en el bolsillo y (...) pasara al lado de, no uno, no dos, sino tres autos parqueados sin uso de propiedad de mi padre y me tocara seguir corriendo mojada a coger un bus.

sí, qué cabrón!!.. en su defensa, insiste que yo aún no sé manejar y que manejar no consiste en echar el carro hacia adelante sino en un montón de cosas complicadas como manejar a la defensiva" y preveer los movimientos de los otros carros, del peatón, de la bici, de la moto. Tan así que conducir impide hablar, poner el radio, incluso cambiar la emisora porque se desconcentra y se estrella.

Sí, sí alcanzaron a leer entre líneas, manejar con mi papá es un fastidio, máxime cuando su noción de velocidad está proporcionalmente ligada al ruido que haga el auto; así, si vas en segunda y el carro comienza a pedir cambio y ruge (muy duro dada su edad), te gritará "más despacioooo", pero papá voy en segunda... "es que no escucha?, mire cómo suena"... "papá, marca 30km el velocímetro"... "no se desconcentreeeeeeeeeee". (suspiro).

Por eso hoy, cuando me despertó y me dijo que acercara a mi mamá a la avenida, pensé que estaba soñando y me levanté cómo un resorte. Era real; por primera vez en la historia de la familia, mi padre ha prestado su carro... porque aún, a sus 65 años, aún te puede sorprender.


PD: claramente cuando volví estaba nervioso en el primer piso esperándome, resaltó que me dejé los papeles en casa y preguntó sí había logrado aparcar.

PD PD: también, claramente, mi madre iba muy nerviosa y, cada que nos cruzabamos con otro ser en movimiento se agarraba con toda la fuerza que sus 40 kilos le permiten a la silla.


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